13 de febrero de 2010

Conque aquí estaba yo...

¿Dónde estaba yo, cuando mi pequeña hermana me pidió jugar con ella? Puse mi mejor cara preadolescente y dije que no... ahora la pequeña recorre el mundo, y yo sólo quisiera que jugáramos a tomar el té.

¿Dónde estaba yo, cuando mi padre me ofreció una disculpa torpe? Usé mi peor silencio adolescente, y miré fijo a la nada. Ahora quisiera colgarme de su cuello como una niña, y sólo la nada me mira fijo.

¿Dónde estaba yo, cuando mis amigas me sonreían llenas de juventud, hermosura y sensibilidad? Solté mi peor oración preadulta, y eché por tierra sus sueños juveniles. Ahora que arrastramos los pies, oramos por aquella a la que echamos tierra encima, y soñamos con nuestras sonrisas juveniles enmarcadas y empolvadas.

¿Dónde estaba yo, cuando fue hora de ponerse serio y leer los papeles de turno? Estoicamente adulta, en el cubículo miserable y mediocre que llamo oficina, seriamente leo los papeles enmarcados de las paredes, que me recuerdan mi miseria y mediocridad mientras espero que acabe mi turno.

¿Dónde estaba yo, cuando la vida era siempre hermosa y nada faltaba? Pensé que vida era lo que siempre me faltaba y la nada era más hermosa.


¿Entonces... dónde estaba?

... Creo que buscando la forma más trágica o poética de escribir un texto inútil, mientras la vida pasaba ante mis ojos.

No hay comentarios.: