23 de abril de 2008

Desde la micro III

"En la misma fecha, hace un año, quizás también venía en una de éstas..."
Al final de una cuncuna de Transantiago, afirmada apenas entre dos hombres de edad avanzada, y dando saltos con cada desfiguración del camino (la parte de atrás se lleva siempre la peor parte), estaba yo pensando cosas para olvidar que estaba incómoda.
Me subí con mi bolso y una cajita. Más tarde me apresuré a guardarla, por suerte. Se podía romper lo de adentro. Me subí en Universidad de Chile; así que pasé por las maquinitas el pase, y me subí por la parte de atrás a la micro (sin robo).
Al principio pensé que alguien estaba siendo especialmente ruidoso o alegre con su acompañante, pero cuando me ubiqué bien noté que ese zumbido humano que escuchaba era, en realidad, un hombre cantando canciones tropicales, latinas, pop, todo un poupurrí de música Sudamericana. Se acompañaba de un instrumento que no sé cómo se llama, pero se raspa para que suene. Claro que el de él no era de esos que usan los profesionales; era como...plástico.
Cantaba con una voz a la que se le notaba experiencia, pero no tanta. No sé bien como explicar lo que su voz transmitía: no creo que llevara mucho tiempo, pero a toda costa quería transmitir una energía desmesurada a la aburrida y agotada gente de la micro.
Ni idea cuánto rato estuvo cantando antes de que yo subiera, pero sí sé que cantó por cerca de 15 minutos más. La gente estaba empezando a deformar la cara...
"Qué es lo que quiere-sa negra AH!..." La gente miraba para otro lado ya.
"Sólo se viveee una ve'!!" ... algunos se miraban entre ellos para reírse...era demasiado rato...
Saqué mis audífonos y me puse a escuchar mi música. Sé que no es muy educado, pero me zumbaban los oídos y él no ayudaba en nada. Algo acallé su voz con la música, aunque era consciente de que seguía...y seguía...y seguía cantando.
"BOOM BOOM...pone a gozar tu cuerpo con el...bum..." El pobre ya se estaba cansando. Sin duda cantar la de Chayanne al final lo iba a destrozar. Al final (por fin!) pidió monedas, y fue casi bailando por toda la micro, gritando (en serio, gritando) que la alegría, que bailemos y que no sé. La gente lo miraba con cara de "es miércoles, son las 7 de la tarde, no he almorzado y estamos llegando a fin de mes...", pero él estaba empecinado en transmitir alegría. Debo decir que eso me conmovió (pero no como para dar plata. La verdad a veces doy, no soy tan tacaña, pero de verdad que su zumbido me tenía cansada).
Cuando llegó al final de la micro noté, por primera vez (porque el mar de gente lo ocultaba de los que estábamos atrás), que era un hombre ya de cierta edad, con ojos azules brillantes y muy delgado. No sé si estaba loco o simplemente de verdad quería transmitir felicidad. Me pregunté si realmente sentía esa felicidad o alegría o sabor en sí mismo, o era su gancho comercial. O su forma de sobrevivir la dureza de la vida... ahhh...siempre me pregunto qué hay detrás de quien sube a una micro a vender o actuar. También de los pasajeros; qué hay detrás de las caras cansadas...

El atardecer estaba lindo. Sonaba una balada en mis oídos. Santiago es feo, pero yo subjetivamente lo encuentro lindo; la Alameda suele emocionarme a veces. A pesar que mientras más nos acercamos a Maipú más feo se pone todo (hasta que llegamos a Pajaritos y ahí se siente un oasis), la luz naranja del sol atardeciendo parece iluminar todo, y también embellecerlo: los árboles, el asfalto, la gente caminando y cruzando calles, las nubes, los edificios medio mugrosos, las tiendas, incluso uno mismo, que observa, se siente más bello. Una señora se sentó en el último asiento, ese que queda tras la puerta, junto a la ventana. A veces yo me siento ahí. Noté que el sol se reflejaba en sus pómulos y sus ojos, y me dieron ganas de estar yo sentada ahí para que pasara lo mismo y alguien viera, como yo veía a la señora, y dijera..."pero qué bello cuadro".
Después me dio vergüenza, pero en el momento sonaba bonito.
Llegué al paradero que me correspondía. Habían dos personas llevando un carro. Se puede adivinar que son vendedores por eso, y porque siempre llevan bananos cruzados. La cosa es que me estorbaban sobremanera para bajar, pero lo logré igual, a tropezones. No más me bajo y se acerca un tipo medio loquito que me dice que no me asuste, que soy hermosa, que ojalá me volviera a ver en otra vida, que como me llamo. Salí huyendo. Espero que no esté nunca más ahí, fue incómodo. Si es loquito no importa, pero si es maníaco-obsesivo sí.
Parece que no sólo yo noto el "efecto ocaso" en el rostro de la gente.
...
¿Estoy loca también?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

OLii
ahhhh toy cansada pero aun hago sinapsis... me gusto, y pasa eso de q se te acerque gente "rara" ..ni se en ke ira pero a veces dicen cosas sabias
beto... ia me voy a dormir
te kerooooooooo muxooo
y espero verte pos pronto

Hanimal dijo...

sí, estás loca xD


y yo también, un poco... :P

me agrada la -¿es "cotidianEidad" o "cotiDIanidad"?- ... bueno..."eso mismo" con q escribes.. es fresco y agradable... a estas horas, despues deestar too el dia en clases, entrenar volleyball, volver a clases otra vez, y volver a practicar otro poco devolley, no se hace una tarea ardua y latosa leerte ^^

ufff, a vecesme da una lata inmensa leer lo que una vez escribi xD


eeeeeeeeeeeen fin... me vole, y todo lo ke iba a decir era "§aludo§"



xd


§aludo§!


PS: ah, y ke estudio Educacion Fisica xD

Pilar dijo...

No estás loca.
Estás VIVA.

y TAMBIÉN TE SICOPATEAN!!!

JAJAJAJAJAJAJA!!!!
XD

sOY MALA... lo siento.

La veo luego.
Ojalá una fuera tan optimista en la micro. Yo sólo ruego que me toque un asiento, y me voy leyendo.

Aunque a veces también me asusto... como cuando me toca verme en un vidrio oscuro y siento que se me deforman los rasgos...

ah! Parece que la loca soy yo,no tú.


Pero eso significa-insisto- que estás VIVA.

KISES.
Piwi